Decencia

(para mi padre)
La verdad es siempre la primera víctima
y la segunda víctima siempre es un niño

por eso derrocar la mentira es la tarea
del loco y del poeta, del anarquista
hacer penitencia por el pecado ajeno
y restaurar con lágrimas la decencia
que salta por la ventana
cuando la soberbia entra por la puerta.

Y así vivir doliendo paradojas
sin tener conciencia de la paz
para darle paz a las conciencias
luchando para que no haya guerra
trabajando para abolir el trabajo
y hasta siendo indecente a veces
para devolverle al mundo la decencia.

He conocido artistas y poetas
que en su labor dejaron sus penas
y viven al día con su sueldo
de utopista mercenario guerrillero
pero conozco un anarquista
que blandiendo una guitarra
remueve ocasos deshonestos
mata profecías mal contadas
y abrillanta el suelo de mi casa
cada vez que entra exigiendo
un abrazo y “esa cerveza fresquita”
que ni al médico le hace caso
no vaya a ser que luego digan
que Pedro Soriano obedeció
ni aún temiendo por su vida…

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